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…el reto como virtud.

Dominar las factores que hacen de un lugar un sitio único, un choque de realidades diferentes de cualquier otro, es el reto diario de nuestro hacer; origen de nuestras satisfacciones más íntimas y porque no decirlo, también de nuestros desvelos. En este punto la exudación es el origen de la inspiración, y momento de decisiones rotundas y claras capaces de guiar una idea, una razón, un deseo. Convertir ese reto en una virtud creadora y creativa es el proceso, lineal o no, del hacer proyectual. La búsqueda de ésta se convierte en la búsqueda de nosotros mismos, el entendimiento de que sin ella no seremos capaces de alcanzar nuestra meta es el mismo que nos confunde y también el mismo que nos provoca esa sensación de plenitud a la que el proceso creativo es capaz de conseguir en nosotros.

Topografía, situación extrema de borde, orientaciones, visiones, protección de vistas, aprovechamiento solar, rendimiento mercantil, …, éstos y más “inputs” son nuestros retos, aquellos que deseamos convertir en virtud.